miércoles, 15 de diciembre de 2010

Circo

Nos dijeron que maquillarnos estaba mal
y lo dejamos de hacer
Nos dijeron que la ropa que usábamos estaba mal
y nos empezamos a vestir “normalmente”
Nos dijeron que nuestros peinados eran “raros”
y nos cortamos el pelo
Pero un día nos dijeron que soñar e imaginar estaba mal...
Soñar e imaginar... Pensamos...
No soñar con un mundo mejor, con cosas mejores
No imaginar cosas más lindas
Nos empezamos a reír, nos volvimos a poner ropa de colores, nos volvimos a maquillarnos
Y empezamos a hacer cosas de las que ni nosotros nos creíamos capaces
Entonces nos preguntaron, porque?
Porque subirnos a esos aparatos?
Porque tirar cosas al aire e intentar agarrarlas?
Porque pararnos de mano si para eso estan los pies?
Y contestamos...
Porque estamos vivos
Porque creemos en nosotros, en ustedes y en ellos
O simplemente porque queríamos hoy venir acá a hacerlos pensar en otra cosa
a que tengan miedo con nosotros ahí arriba
O tal vez para que ustedes también crean que todo es posible...
Gracias

miércoles, 26 de agosto de 2009

La eternidad del encuentro

Cada segundo es eterno. Mis pensamientos se mezclan al igual que mis sentimientos. Tristeza, odio, amor, decepción, incomprensión y también rencor…
No puedo liberar mi mente ni siquiera un segundo. Camino entre cuatro paredes, acelerado, angustiado. Me cuestiono, que hacer? que decir? Imagino conversaciones integras y con sus respuestas y justificativos. Vuelvo a la ventana, contemplo el atardecer. Quiero llorar pero hoy las lágrimas no vienen a mí.
Porque?
Cuantas preguntas sin responder. Llega ella, su cara es como la de siempre. No lo espera. Lo buscaba?
Junto con ella llego el fin.

La Brisa

Primero un pie, después el otro. Abrís los brazos y mientras sentís la brisa sobre tu rostro, contemplas la inmensidad. La altura ayuda, hamacas un poco tu cuerpo. Sentís como un fuego de liberación te invade. Te acercas al borde. Solo parado con tus talones desafías al destino, crees que eso es suficiente para demostrarle que tendrías el coraje. Justificas tu miedo con retroceder y siempre con la vista al frente descendes lentamente de ese peldaño.

Sonrisas!!!

Te sentís raro, triste por decirlo de algún modo. Sentado en un café miras gente pasar. Cada niño que pasa roba de ti una sonrisa. Sonreís, sinónimo de felicidad. Recordas tu angustia y entristeces tu rostro nuevamente. Otro niño pasa frente a ti, va de la mano de su madre. Solo te mira, serio, hasta diría que triste. Al llegar a la distancia en la que su cuello ya no le permite observarte, vuelve la mirada a su madre. Pero antes te regala su sonrisa como si te entendiera y te pidiera sonreír con el. Lo haces y esta vez no pensas en tu angustia, solo en el niño. En vos cuando eras niño. Volves a sonreír y pensas…

martes, 23 de junio de 2009

Huespedes

“Ya había olvidado las sensaciones que me generaba bajar a este sitio, ahora recuerdo porque pasaba horas en el. Cuanta imaginación e ingenuidad tenía en ese tiempo.” Pensaba mientras baja las escaleras. Sin tocar nada solo se sentó en el suelo para contemplar el orden de su desorden antes de comenzar la limpieza inevitable. Durante largo rato observo con detenimiento cada una de las cosas que lo rodeaban y fue reviviendo las razones de cada una de ellas. JA!!! Se rio de si mismo, mientras pensaba en su creencia en los duendes y sus amigos imaginarios. “Que joven y soñador era. Lastima!!". Se dijo a sí mismo. Ya no creía que la pequeña puerta simbolizara la entrada de las cosas a su imaginación. Ahora sabia y no dudaba que solo era una pequeña muesca que habían dejado los albañiles luego de arreglar una fuga de agua y que él había tapado con una madera simulando una puerta. Ya no había fantasía en ella.
“A ordenar” se dijo. Puso música alta y comenzó con la limpieza del lugar, cada cosa a una caja con su rotulo, nadie sabe para que, porque el sabia que nunca volvería a abrirlas.
Después de un rato, ya cansado volvió a sentarse en el piso, ya más acomodado y ordenado. Su corazón comenzó a latir cada vez más rápido y al incorporarse vio como el tirador de la puerta giraba lentamente. “No puede ser, solo hay ladrillos y cemento del otro lado” pensó. La puerta finalmente se abrió, nada había detrás solo oscuridad, no estaba la pared. Del salto que dio golpeo su cabeza con uno de los tirantes del techo, levanto la vista para ver con que se había golpeado, solo un acto reflejo. Y al volver a mirar la puerta yacía cerrada nuevamente.

Que el hombre no olvide el sueño que tenía cuando niño…

martes, 16 de junio de 2009

S o s

Ella se apoya en tu pecho, descansa y rápidamente se duerme, con la mano que no te aprisiona apagas la tele para que no la despierte. En esa habitación de hotel, te invade la oscuridad, te agobia, te atrapa y te refugias en el punto verde de la lucecita del televisor. Sentís como la oscuridad reaparece cuando cerras los ojos, los abrís, tenes miedo. Lentamente tus ojos se acostumbran, aprecias la tenue luz de la luna que entra por la ventana. Otra vez oscuridad, ataca por sectores en distinto tiempo, como chocando con las paredes de un laberinto, intentas escapar, terminas en tu imagen. Estas asustado, pero no te moves para no despertarla. Ella sigue sobre vos. Te ves parado en el final de la cama. Estas distinto, no sos vos… sos vos… otra vez nos sos vos… lo que estás viendo son todos tus sentimientos formando tu imagen. Sos guardián, te proteges de vos mismo, de ella, de ustedes. Queres dormir para despedir el delirio, no lo logras. Cada vez que cerras los ojos sentís el laberinto, la oscuridad, tu guardián. Los abrís rápidamente y todo eso sigue ahí. No podes escapar, no con ella sobre vos. No sabes cómo quitarla, no queres quitarla, pero tenes miedo, y te duele, pero te hace bien. Mantenes silencio, rara forma de gritar…

Hoy soy un fantasma, no soy yo…

domingo, 7 de junio de 2009

Camino

Vuelvo a sentir el miedo de ese momento solo en recordarlo para contarlo, la piel de gallina, un frio que recorre mi espalda desde el comienzo hasta su fin, seguido por un fuego interno de esos que atraviesan tu cuerpo cuando te tropezas frente a mucha gente o cuanto te mandas una de esas cagadas grandes.
Eran exactamente las 23:59 cuando mire la hora en el frente del estéreo de mi auto, venia por una autopista casi vacía, pero con la frecuencia de autos necesaria para no sentirte del todo solo. El velocímetro marcaba casi 120 km/h, no porque me guste respetar la máxima, sino porque el auto no daba más y venia escuchando Bob Marley. Después de ver pasar unos 5 o 6 cartelitos de los que marcan los kilómetros volví a mirar el reloj y esta vez marcaba las 0:00, creí que tal vez podía ser mi mala percepción, y no hice caso, pero luego de pasar otros 5 cartelitos el reloj seguía marcando las 0:00 o yo venía mucho más rápido de lo que mi velocímetro marcaba o se había detenido el reloj. Deje de ver autos que me pasaran y deje de pasar autos, de repente la autopista quedó vacía. Repetí la acción de mirar por los espejos, y al llegar al del lado del acompañante vi a un hombre sentado a mi lado. Del miedo me tire con el cuerpo contra mi puerta, con ese movimiento gire bruscamente el volante y él muy calmado como esperando que hiciera eso lo sostuvo con fuerza y mantuvo el curso del auto. Su aspecto era algo así como de una contextura estándar, morocho, no llegue a ver el color de sus ojos y su test no era ni pálida ni oscura, el punto medio, por decirlo de alguna manera.
Ninguno de los dos hablaba, y yo cada tanto de reojo miraba el reloj que seguía clavado en la misma hora. En ese momento descubrí que los carteles que yo veía pasar para guiarme de que había avanzado marcaban el mismo kilómetro de la autopista, era siempre el mismo, 66.
Por fin dijo algo – Creo que ya sabes quien soy, asique no me voy a presentar.
Así comenzó una grata charla, con el o con ella, como mas les guste. Me conto que cuando alguien pasa por ese kilometro a esa hora el aparece no para lo que estas pensando, sino porque le gusta hablar con la gente. Ese es su único rato libre. Pero nunca había logrado hacerlo, todo al que él se le aparecía no dejaba de gritar ni de preguntarle porque a ellos? porque ahora? etc y el nunca podía hablar. En cambio yo nunca hable hasta que el pronuncio las primeras palabras que ya les cite.
Tuvimos casi 3 horas de charla, creo, de esas que no se olvidan y se recuerdan textuales. Oí cosas que aunque quisiera no podría reproducir, pero nunca se irán de mi mente. Seguíamos pasando el mismo cartelito, la hora seguía siendo la misma y mi combustible no se consumía. Pensé que mi familia podía preocuparse por mi demora. Inmediatamente y sin que yo manifieste mi pensamiento él me explico que estábamos algo así como detenidos en el tiempo y que no me preocupe que me dejaba continuar mi viaje.
Se despidió, me detuve en la banquina y el descendió. Al cerrar la puerta, fue extraño, pero volví al momento en el que miraba por el espejo del acompañante. Mire los carteles del kilometro de la autopista, el primero fue el 66, pero esta vez el siguiente no volvió a ser el mismo, sino el 67, mi reloj comenzó a correr nuevamente y ya no estaba solo en la autopista.

Es el día de hoy que no se si el relato del texto precedente me ocurrió o no. Pero no puedo negar que cada vez que agarro un camino, una ruta, una autopista, etc, y es de noche en algún momento del viaje siento la presencia de alguien a mi lado y no puedo evitar mirar el asiento del acompañante…